Terminé tomando algo en casa de mi jefe borracho, y no me quedó más remedio que acompañarlo... Como alguien a quien le gustan las personas mayores, la esposa de mi jefe, Momoko, me llamó la atención. Finalmente, mi jefe se desmayó y le dio un masaje a Momoko, cansada. Luego comenzó a soltar sonidos de jadeo. Llegando al límite de mi paciencia, agarré sus labios y entrelacé nuestras lenguas violentamente… Después de eso no pasó nada