Tiene un día ajetreado trabajando para una empresa negra... Lo único que lo tranquiliza son sus conversaciones matutinas con Mary, la mujer casada que vive al lado. Un día, cuando estaba tan exhausto que ni siquiera esa curación tuvo efecto, se me cayó la llave de mi casa. Mary-san no podía soportar verme entrar en pánico, así que me dejó entrar a su casa por un tiempo porque su esposo estaba en un viaje de negocios. Mis hilos fueron cortados por la amabilidad de Mary-san, y no pude evitar susurrar que quería volver a cuando era un bebé.