Me rompí el brazo jugando béisbol y en el hospital me reencontré con Ayaka, de quien me había enamorado en el pasado pero que me había separado debido a un traslado. En la relación entre paciente y enfermera, no puedo masturbarme correctamente porque no puedo usar los brazos, pero cuando ella me ve haciéndolo, la aguja detenida comienza a moverse. Un pequeño demonio que estimula suavemente tus pezones y tu pene con su lengua larga y suave y sus dedos finos y transparentes.