¡Una nueva y seria oficinista que acaba de empezar a vivir sola se convierte en una súper masoquista! Ya sea por buena o mala suerte, ¡el vecino de al lado al que me mudé es un anciano extremadamente obsceno! ¡En lugar de saludar, ella se cuela en su casa y le hace una garganta profunda y le llena de leche hasta que sus pelotas están vacías! ¡A Aya-chan le lavarán el cerebro hasta la médula si continúa siendo violada cada mañana y noche cuando está en casa! Sin dudarlo