Cuando mi amiga de la infancia, que ya ha crecido un poco, y yo, virgen, nos bañamos, no podemos evitar hacer alguna travesura, ¿verdad? Cuando dije: Intenta lamerme la polla, dije: Está bien... eso es todo, ¡y acepté! Si te dejas llevar y dices: Muéstrame tus senos también..., ¡eso también está bien! Si esto sucede, ¡no parará! Déjame hacer todos los actos traviesos con los que he fantaseado hasta ahora.